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En tu próximo viaje, la onda es cuidarse

Airelibredigital.com » Turismo joven
Autor: Marcelo C. Tedesco, Septiembre 2009

Si bien planear unas vacaciones con amigos o arrancar de mochilero son casi un sinónimo de diversión y aventuras, no tienen por qué ser una película épica. ¿Estás por salir de viaje solo y es la primera vez? ¿Tu hijo se plantó y te dijo “este verano me voy con los chicos”? A no asustarse, hay algunas cosas para saber y así dormir más tranquilos.

En tu próximo viaje, la onda es cuidarse

Voy a tratar de no sonar como un papá (porque debo tener la misma edad o menos que muchos de ustedes), ni de decir las cosas que escuchamos por televisión y a las que nunca hacemos caso. Solamente quiero compartir algunos consejos que son fruto de experiencias que me ha tocado vivir en varios rincones del mundo. Del primer mundo y del tercer mundo. De día y de noche. En algunas actué bien y en otras, no tanto. Sin embargo, todas me llevaron a reconocer que en unas vacaciones, lo mejor no es ver tal o cual lugar, ni hacer tal o cual actividad. Lo mejor es cuidarse. Lo demás, se disfruta después.

En el viaje

Si el plan es irse lejos, lo primero que hay que tener en cuenta es que a mayor distancia de un centro urbano o poblado, mayor exposición a enfermedades y riesgos y -a la vez- menor posibilidad de obtener asistencia médica o sanitaria. Efectivamente, una zona virgen, un bosque, montaña o paraje alejado implican más riesgos que una sombrilla en la playa de Mar del Plata. El destino elegido debe hacernos pensar en los elementos y actitudes que necesitaremos para que nuestro viaje sea seguro.

Al partir, una gran recomendación es tratar de no viajar solos. Si bien viajar solos aporta sensaciones y experiencias totalmente diferentes, también es cierto que la mayoría de los casos policiales que se conocen sobre robos o ataques a turistas o mochileros ocurrieron cuando se encontraban en solitario. Si no queda otra opción, siempre es bueno sumarse a un grupo o relacionarse con alguien más, aunque eso debe hacerse eligiendo con mucho cuidado. Una vez, casi me veo envuelto en una gran pelea callejera a causa del mal carácter de un circunstancial acompañante. Para colmo, era un país extranjero donde nadie habla castellano y donde la policía tiene muy malos modales, herencia de años de régimen comunista. Otra opción es “ser segundo”: si no hay posibilidades de sumarse a algún grupo, al menos estar cerca de ellos disminuye el riesgo de encontrarnos solos.

Evitar la soledad es algo que debe tenerse aún más presente cuando se quiere viajar “a dedo”, haciendo autostop. Si no hay otra posibilidad, es preferible pedir que alguien nos lleve en una estación de servicio o parada concurrida, donde otros vean a qué auto nos subimos, en lugar de buscar transporte solos al costado de un camino. Si no queremos encarar de garrón a los que están detenidos en la estación, ubicarse a la salida también es una buena opción. Nunca hay que subir a autos conducidos sólo por hombres, ya sean uno o varios. Además, fingir un “¡cuando llego te llamo!” al subir y saludar con la mano a algún lejano amigo inexistente, o hablar por teléfono durante el viaje brindando características de nuestro chofer, de su vehículo, etc. también son buenos recursos preventivos.

Al viajar, nunca debemos aceptar llevar equipaje o paquetes de otras personas. Tampoco dejar solo -ni siquiera por segundos- el equipaje propio en terminales de micros o estaciones de trenes. Asimismo, no es bueno llevar todo el dinero junto, pero siempre hay que tener algo encima. No sólo para cubrir gastos imprevistos, sino porque en caso de asalto irse con algo -aunque sea poco- tranquiliza a los atacantes y evita la violencia. Hablando de dinero, no está de más tener reservas monetarias extras, o un plan para obtenerlas en casos de necesidad. Por ejemplo, llevando una tarjeta de débito o de crédito, aunque no se planee usarlas.

Si tenemos que tomar un taxi o remís, primero debemos asegurarnos de cómo son y qué elementos indicadores llevan, ya que en muchos sitios sólo lucen como autos particulares y no están pintados de ningún color en especial. No es recomendable aceptar otros “autos de alquiler” o los viajes que personas ofrecen en las terminales a los viajeros.

Otra recomendación –e insisto, espero que no suene paternal- es llamar seguido a casa. Nuestro humor o diversión durante el viaje no deben hacer olvidar que atrás quedó gente que nos quiere y se preocupa por nosotros. No hace mucho me encontré hablando con un chico suizo de 21 años que viajaba solo por Argentina, y me contó que hacía más de dos semanas que no llamaba a sus padres. No pude imaginarme la angustia que debían sentir ellos sin tener noticias de él, sabiendo que estaba del otro lado del mundo en un país que no funciona precisamente como Suiza.

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Al hacer actividades

Cuando uno está de vacaciones, muchas veces suelen relajarse ciertos mecanismos de prevención que deberían funcionar exactamente al revés. Vivir sin horarios y con libertades fuera de la rutina motiva a que muchas cosas se hagan de improviso y sin planificación, y la falta de planificación es la causa principal de situaciones inesperadas.

Si se necesita información sobre algún lugar o paraje, siempre conviene preguntar en el camping, en el hostel o en alguna agencia de turismo. Nunca debemos detener a extraños por la calle para ello. Además, se debe avisar a alguien cuando se sale de excursión (a algún vecino de carpa, al encargado del camping o del hostel, etc.) indicando lugares a recorrer y una probable hora de regreso, además de dejar nuestro número de teléfono celular. Si sufrimos algún contratiempo, accidente, etc., notarán nuestra ausencia y sabrán aproximadamente donde ir a prestarnos auxilio o cómo contactarnos.

En situaciones de entusiasmo, muchas veces tendemos a sobrevalorar nuestra capacidad física y posibilidades. Si realizamos alguna caminata, trekking o paseo de varias horas, siempre tenemos que llevar agua y alguna provisión (chocolates, frutas, galletitas), una navaja, una linterna y un espejo o silbato. Todos ellos entran fácilmente en una riñonera, así que dejarlos por su peso o porque estorban no es excusa.

Durante la noche

La “nocturnidad” (término forense si los hay!) es propicia para el delito y los accidentes, y son los momentos en los que menos debemos quedar desprotegidos. De noche todos los caminos son peligrosos, por eso es mejor usar los conocidos -aunque sean más largos-, antes que tratar de llegar antes y terminar durmiendo en cualquier lado.

Durante la noche hay que evitar lugares despoblados o abandonados, así como acampar o dormir al costado de las rutas. Tampoco son recomendables los sitios próximos a instalaciones ferroviarias: los galpones y vagones abandonados suelen ser morada de extraños personajes con quienes no nos gustaría cruzarnos estando adentro de una bolsa de dormir.

Si no queda otra opción que pernoctar fuera de un camping o hostel, conviene ir a lugares iluminados como la terminal de colectivos o junto a una estación de servicio, ya sean urbanas o en la ruta ((incluso, muchas de éstas tienen pequeños sitios con arboledas al costado). Aunque el ruido moleste, en estos lugares siempre hay luz y gente despierta, disponemos de baño, canillas y otras comodidades como mesas y bancos.

Otra opción posible son las parroquias o iglesias, especialmente si están alejadas del centro. Generalmente tienen pequeños salones o lugarcitos donde acomodarse, y si no se llega muy tarde a pedir permiso es probable que nos dejen quedarnos. Seguramente más de un lector habrá pasado la noche en un colegio religioso de San Martín de Los Andes (creo que era el Laura Vicuña). Allí, hace años, por una pequeña colaboración el cura dejaba dormir en sus aulas, lo que convertía al lugar en un concurrido hostel lleno de mochileros.

Los sitios donde acampa gente joven son pródigos en fogones y guitarreadas. Muchas de estas ocasiones son fantásticos momentos para conocer gente (¡especialmente del sexo opuesto!). A pesar del clima festivo que suelen tener, también deben considerarse algunas prevenciones: la primera, es no aceptar ir a fiestas con gente desconocida a lugares que no sabemos dónde están. No estoy hablando de encontrarse en la playa y luego ir a un boliche, sino de esas misteriosas “casas de fulano donde se arman unas fiestas copadas…!” También, en casos en que dudemos de su procedencia, hay que evitar aceptar bebidas de extraños y más si no están en su envase original. Otra prevención es evitar subirse a vehículos con gente que acabamos de conocer, que no sabemos cómo conduce ni podemos comprobar su sobriedad.

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El cuidado de la salud

Cargar un pequeño botiquín con medicamentos y artículos de uso corriente (como analgésicos, digestivos, apósitos, desinfectante y -aunque a alguno no le guste, lo digo igual- también preservativos, seas hombre o mujer) debe ser la regla y no la excepción. Aún así, si necesitamos algún fármaco, no hay que adquirirlos en quioscos o estaciones de servicio sino únicamente en farmacias o salas médicas. A diferencia de lo que ocurre en las grandes ciudades –donde las distancias y los tiempos de espera son mayores-, en los pueblos y parajes pequeños el acceso a un médico es muy fácil, ya que en sus hospitales o salitas médicas el trato es mucho más directo y los profesionales de la salud están más acostumbrados a que, por ejemplo, les toquen timbre en su casa para pedirles una consulta. Si bien en Argentina hay servicios de salud públicos que atienden gratuitamente casi en todos lados, no debe olvidarse la credencial de la obra social o la prepaga.

Entre los principales contratiempos que ocurren durante un viaje, los relacionados con la alimentación son de los más comunes y a la vez de los más fáciles de prevenir. Los malestares gastrointestinales se producen por el agua contaminada o de los alimentos. Aunque no suelen tener consecuencias graves, sí ocasionan trastornos muy molestos que pueden durar entre tres y cuatro días. Además de la diarrea, los síntomas pueden ser fiebre, vómitos e incluso deshidratación. En cuanto a los males de mar, montaña y aire es importante que antes de bañarse nos aseguremos de que en la zona está permitido, de si hay riesgo de encontrar aguas vivas u otros animales o si es necesario llevar algún tipo de calzado para evitar picaduras. En la montaña, hay que tener en cuenta el mal de altura, que se produce por la baja cantidad de oxigeno en los lugares elevados.

Muchas veces, en viajes de este tipo la economía manda. Pero no siempre los lugares más baratos para comer o comprar alimentos o bebidas son los más seguros. Aunque estén enlatados o embotellados, puede ocurrir que en los lugares de almacenamiento estén expuestas a roedores u otros animales que las infecten con su orina o desechos. Nunca está de más lavar la superficie del envase externa que toma contacto con el líquido o con la boca, o volcarla a un recipiente limpio. A los alimentos –y sobre todo los embutidos y chacinados- siempre es mejor comprarlos en lugares que certifiquen su calidad bromatológica o comerlos cocidos. Si no estamos seguros debemos evitar comidas frías, verduras crudas, mariscos, pescados no cocidos por calor, carnes mal cocidas, mayonesas no envasadas, rellenos y alimentos que puedan haber sobrado de días previos.

“El sentido común es el menos común de todos los sentidos”, dice un sabio refrán. A la hora de disfrutar la naturaleza, utilizar el sentido común evaluando los riesgos y beneficios de cada actividad es la mejor forma de protegernos y lograr nuestro objetivo final: que los únicos recuerdos, amigos y experiencias que queden de nuestra aventura, sean buenos.

Fotos:
Imagen 1 y 3: Carlos Nievas

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El espacio de los lectores

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Excelente el desarrollo de la nota lo que demuestra no sólo la teoría que muchos tienen, sino también las experiencias vividas. Ahhh...y no tengas temor de parecer a un papá escribiendo (porque debo tener la misma edad o menos que muchos de ustedes), ni de decir las cosas que escuchamos por televisión y a las que nunca hacemos caso. A veces no está mal recalcar una y mil veces las cosas. Paternalmente. Norberto

Comentario bajo el anterior sistema de Norberto

Que lindo relato, realmente. Atrapante la lectura, cuanta falta hace leer varias veces lo mismo. Ni pensar lo que sería que los jóvenes lo hagan. Muy claro, como todo lo que leí de vos Marcelo. Mis felicitaciones

Comentario bajo el anterior sistema de Ricardo

Muchas gracias por los consejos, aunque uno lo supone nunca viene mal una afirmacion de alguien experimentado. Yo este año pienso irme de viaje por el pais, con coche, pero no es mayor la diferencia supongo, la piel y la sangre son las mismas con coche o mochila. Agradecido nuevamente!

Comentario bajo el anterior sistema de Mauricio

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