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Cómo elegir un guía de pesca

Airelibredigital.com » Pesca y náutica
Autor: Néstor Saavedra, Marzo 2010

Confiar en alguien que guíe y organice nuestra salida de pesca, e incluso que ponga su embarcación para ello y sea un factor de éxito o fracaso en la actividad, no es un tema menor. Néstor Saavedra, nuestro columnista especializado, nos da algunas pautas al respecto, para elegir con tranquilidad.

Cómo elegir un guía de pesca

En agosto cumplo dos décadas dedicado al periodismo de pesca deportiva. Una de las preguntas que más me han hecho en este largo período es si conozco a un buen guía de tal o cual pesquero, buscando el dato, pero también la confirmación de la buena calidad de su servicio. Es que el guía de pesca es fundamental para capturar peces en zonas que el aficionado no frecuenta o no conoce en profundidad. Siempre aconsejo salir a pescar con un guía de pesca donde sea posible, porque se ahorra mucho tiempo, y a veces combustible, en la búsqueda de un cardumen o un buen lugar de pique.

Normalmente, los guías de pesca prestan servicios con una embarcación, propia (casi siempre) o del contratista. Son pocos los casos en que solamente acompañan al pescador en caminatas o vadeos (más típico en algunos ríos del sur o en los charcos con tarariras). Por eso, en general en estas líneas nos referimos a los primeros, aunque muchos de los conceptos pueden aplicarse a todos. La realidad económica de nuestro país hace que contratar un buen guía de pesca no sea un juego de chicos, y cuanto mejor sea, como sucede en todo servicio, más costoso. Por lo tanto, conviene tomar en cuenta algunos consejos al buscar un baquiano para una salida. A grandes rasgos, podemos decir que debe tener las siguientes virtudes:

  • Conocer el pez: Si un guía no conoce al pez que se busca pescar, es inútil contratarlo. Hay que evitar sorpresas y no dejar nada por sentado. Si se quiere pescar dorados, y no surubíes, hay que dejarlo bien en claro. Una posibilidad, muy sabia, es consultar con el guía cuál es la especie que está picando en este momento y dedicar a ella la salida lo más rápidamente posible. Esto se debe a que el guía está muchas más horas en el agua en comparación con el aficionado.
  • Conocer el lugar: El guía debe saber cuál es el terreno de acción, es decir, leer el medio. Por ende no conviene contratar a novatos o pescadores osados devenidos en guía. La necesidad económica ha hecho que muchos se promocionen como guías, cuando en verdad apenas son conocedores de algunos puntos de pesca o alguna modalidad. Un guía presta servicios más completos, como veremos en esta nota.
Cómo elegir un guía de pesca
  • Conocer la modalidad: Si un guía no conoce cómo pescar con mosca, seguramente anclará la lancha a una distancia tan larga, que los castings quedarán todos cortos, acostumbrado a la pesca con carnada. Si el guía sólo pesca con mosca, probablemente no conozca cómo hacer una pasada a trolling por una piedra profunda donde están comiendo los surubíes. Otro de los puntos a dejar bien en claro, por correo electrónico o por teléfono, es qué modalidad de pesca se empleará.

Normalmente, el aficionado entra en contacto con un guía por mail o teléfono. Esta última modalidad es más segura aunque la primera deja por escrito el intercambio. Al producirse este contacto deben quedar bien definidos algunos temas:

  • Costo del servicio: Este es un asunto que conviene dejar bien en claro, para evitar malentendidos en la salida o luego de la pesca. Generalmente, un guía cobra un monto determinado por su servicio a lo que se le suma la nafta y el aceite. A veces también es el encargado de comprar la carnada, la comida, la bebida o de suministrar los señuelos. En la actualidad suelen brindar un paquete completo incluyendo alojamiento, ya que muchos han levantado departamentos o cabañas. Todo debe quedar en claro, sobre todo, si hay gastos extras. La falta de comunicación al respecto puede terminar en un día de mucho calor ¡sin bebidas a bordo!
  • Cuántas personas: Muchos guías ajustan su precio al número de pescadores, porque usan lanchas más pequeñas, por ejemplo, para grupos más chicos. Si el número es mayor y el guía pone una lancha chica, habrá problemas de espacio. Por el contrario, si vienen menos personas de lo pactado y el guía reservó una lancha grande, el prorrateo del costo del combustible será muy caro.
Cómo elegir un guía de pesca
  • Plan B: Debe establecerse qué se hará en caso de una contingencia, como el mal tiempo. Si la salida de pesca se realizará cerca del domicilio de los pescadores, puede que la suspensión por algún inconveniente no se convierta en un problema. La situación se agrava por la distancia y, más aún, si el guía tiene muchas reservas. Especialmente hay dos problemas que atentan contra una salida de pesca y que tienen que ver directamente con la naturaleza y en los que el ser humano no tiene injerencia: el mal tiempo y la subida o bajada del agua. Al pactar una salida de pesca es bueno que ambas partes dejen una puerta abierta en estos dos asuntos. Es decir, que quede bien claro que si -por ejemplo- el río crece o la laguna baja, o llueve, la salida se suspenderá unas horas antes y por medio de otro llamado telefónico.
  • Confianza: Luego de veinte años de periodista de pesca y más de 35 de pescador confieso que muchos guías de pesca del interior del país me honran con su amistad. Hemos logrado una comunicación genuina, honesta, y eso nos da a ambos la tranquilidad y la alegría de estar pescando con un amigo antes que con un guía o alguien que contrata un servicio. En este sentido, conviene tratar al guía siempre con mucho respeto. Olvídese que porque usted paga puede hacer y decir lo que quiera. Por supuesto que puede hacer valer sus derechos como contratista, pero siempre en forma cordial. No lo maltrate, no es una máquina de hacer sacar peces. Aunque haya una transacción comercial, conviene buscar estrechar vínculos que luego, incluso, se traspasan a cuestiones más profundas que la pesca misma. Esto también permitirá entrar en confianza para consultar en otra oportunidad sobre el pique y evitar la famosa suspicacia de que el guía le diga que lo visite pues la pesca está excelente, y luego aparezca la frase “no sabe ayer qué bien que pescamos”. Esto no lo hacen los buenos amigos, aunque el pique puede cambiar, no solo de un día para otro sino en horas.

Con guías amigos, de confianza, puede armar una surtida agenda de teléfonos y mails. Su experiencia y la consulta a otras personas que han pescado con otros le ayudarán a descartar aquellos que no satisficieron lo que se esperaba de ellos y a afirmar los buenos guías de pesca. Convierta a un guía de pesca en un gran amigo. Será más importante que sacar un trofeo.


CON UN OJO EN LA LANCHA

“Dime con qué lancha andas y te diré quién eres” es un dicho, generalista como tal, que puede aplicarse a los nautas, entre ellos, los guías. A veces es muy difícil conocer de antemano en qué estado se encuentra la embarcación que se alquilará. Pero, al menos, es importante conocer si se trata, entre otras, de un trucker “pelado” (espacioso, pero sin protección para viento y lluvia) o de una lancha deportiva (más cómoda aún, pero complicada para pescar con mosca por la falta de una plataforma “limpia”) o de un crucero (ideal para largos trayectos en el mar, por caso). Una vez en la embarcación podemos observar el estado en que la conserva: lo correcto es que la lancha mínimamente esté limpia, no haga agua, tenga todos los elementos de seguridad, un tanque de nafta de repuesto, y que el motor arranque al primer intento. Mejor aún si posee posacañas, asientos sanos y piso y laterales firmes. Recuerde que será el espacio en el que habitará todo un día solar y, por tanto, debe ser medianamente confortable y totalmente seguro. Hilando más fino verá si se adecua al medio y la modalidad que se acordaron para esa salida. Por ejemplo, para una pesca de pejerreyes en una laguna de poca agua, un motor de 115 HP terminará espantando los cardúmenes, mientras que si arreglaron ir varias millas mar adentro un motor de 40 HP implicará un viaje demasiado largo quitando tiempo de pesca.

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