Edición: Junio 2009

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Un nuevo grupo que gana espacio con fuerza y actitud

Cada vez hay más mujeres que se dedican a la pesca deportiva. Los medios de difusión lo muestran en el mundo; en la Argentina lo sabemos por nuestro fluido contacto con los pesqueros. Y no hay que asombrarse, porque es una tendencia mundial el hecho de que las mujeres van ocupando los lugares que eran propiedad de los varones. Pensemos en nuestro país: hay mujeres árbitros de fútbol, boxeadoras, corredoras de autos… y presidentas. Acá, y en Chile. No es de extrañar, entonces, que un ámbito tradicionalmente reservado para hombres, como la pesca deportiva, cada vez reciba mayor interés del público femenino. En las viejas revistas especializadas es una rareza encontrar fotos de mujeres pescando, como Tita Di Doménico o la Odila González de Pizzini, amiga, como su esposo, del gran periodista Roberto Zapico Antuña, fallecido en 1978.

¿Por qué?

Probablemente, como señalan algunas revistas norteamericanas, la simpatía que crecientemente han tomado las mujeres por la pesca se deba a que, por género, son muy sensibles a los problemas ecológicos y les gusta mucho viajar. Entonces, han encontrado en la pesca una combinación de estos dos elementos: por un lado, las lleva a lugares tranquilos, lejos del turismo “normal”, de playas llenas de gente, shoppings abarrotados y ciudades a puro cemento. No quiere decir que estas cosas no les agraden (especialmente, el shopping), pero sí que la pesca les da la posibilidad de desenchufarse de la vida cotidiana, de conocer lugares solitarios, de visitar una isla perdida, de conocer un río en la selva amazónica, de caminar por la estepa rusa … un espacio donde integrarse con la naturaleza en un destino no tradicional “de mujeres”.

Por otro lado, la pesca es un deporte muy sano, que exige un buen descanso nocturno (nadie quiere pasar todo el día durmiendo en la lancha), una alimentación apropiada (nadie está dispuesto a estar descompuesto todo el día bajo el sol), ciertas disciplinas para aprovechar con todo el pasatiempo. Y esto está en onda con las nuevas tendencias femeninas de cuidado de su cuerpo, de distensión de la vida, de comunión con lo verde, el agua, el sol…

Estamos pensando siempre en la pesca tal como la proclamamos desde este medio, en su concepción moderna: un deporte en comunión con la naturaleza, sustentable, es decir, con devolución de todas las capturas, procurando dañar lo menos posible a la presa y disfrutando del “estar pescando” tanto como del “sacar un pez”.

Además, la difusión de la pesca entre las mujeres es muy fuerte, ya que poseen naturalmente un carácter didáctico por su instinto maternal. Enseguida enseñan a sus hijos o los hijos de sus amigas a pescar y cuidar los peces y el agua donde viven, y contribuyen a todas las campañas posibles para que perdure su deporte predilecto. La facilidad con que se reúnen con pares es el medio adecuado para difundir en un boca a boca la pesca deportiva.

Protagonistas

En Brasil, por ejemplo, en octubre del 2000, uno de los diarios de mayor tirada, el Estado de Sao Paulo, tituló una nota en su suplemento de Viajes “Ellas van a pescar”. Es una interesante narración de cinco mujeres que fueron a pescar juntas al Pantanal y tuvieron muchísimos piques. En esta nota se rescata la opinión de Joao Vinhas, empresario turístico de Niteroi (Rio de Janeiro) que dice acerca de las damas: “ellas pescan muy bien. Cuando yo capturaba un lindo surubí en la posada San Jerónimo, en el Pantanal, las mujeres siempre aparecían con peces mucho más grandes que los míos y los de otros pescadores experimentados de esta salida.”

En Argentina ocurre algo similar, aunque viven muchas menos mujeres que en el Brasil, país que nos quintuplica en cantidad de habitantes: pese a la crisis económica, muchas mujeres están empezando a salir a pescar y no sólo como compañeras de los esposos, novios o amigos, con el objeto de ser “conejitas de Indias” para “ver si te gusta la pesca” o sirvientas de “vos te encargás de preparar los sandwichitos”. No. Más y más van a pescar solas o acompañadas, pero por amor a la pesca, porque les gusta. Y no es más que hacerle honor a la historia. O acaso ¿el primer libro de pesca deportiva de todo el mundo, aquel tratado de pesca con mosca en Inglaterra, no fue obra de una mujer, pese a que firmó con seudónimo?

Modificaciones

Esta irrupción de la mujer en un deporte tradicionalmente para hombres trae aparejada la necesidad de ciertos cambios en las estructuras. Por ejemplo, normalmente en la pesca embarcada desde una lancha los varones orinan bajándose a la costa o, donde no es posible acercarse a ella, como en el mar o en las riberas cenagosas, directamente en el agua o un recipiente plástico que luego enjuagan. La aparición de damas pescadoras obliga a un replanteo en este sentido.

Generalmente, las lanchas para pescadores son las más rústicas, a sabiendas del descuidado trato que se les dispensará y con la idea de que, cuando menos ornamentación presenten, más espacio hay para moverse y mover los peces que se icen a la lancha. Con mujeres a bordo, este concepto es, cuanto menos, cuestionable sino rebatible. Será necesario un pequeño baño a bordo, facilidades para embarcar, posacañas por si precisan descansar los brazos, piso antideslizante para evitar una caída (sobre todo, si la mujer no frecuenta embarcaciones) u asientos (y, si es posible, cómodos y no meros cubos plásticos).

Algo similar sucede con el trato que se le brinda al pescador en una posada o en la lancha. Una experiencia personal ayuda a ilustrar este punto.
Estábamos pescando en un punto del Paraná con una amiga, que logró arrimar un dorado grande a la embarcación. Para poder ayudarla, el guía necesitaba prácticamente apoyarse en ella, ya que la lancha tenía poco espacio. El baquiano, entonces, me miró como preguntándome qué hacer. Claro, a cualquier hombre lo habría atropellado para que no se le escapara la presa. Pero en este caso sintió pudor y sorpresa al toparse con una realidad distinta dentro de su propio medio de trabajo. No era un “macho argentino” sino una rubia voluptuosa a la que había que ayudar.

En esta misma línea, los operadores vinculados con la pesca deportiva deberán tener en cuenta cómo se visten (una bragueta rota no es nada agradable), qué lenguaje usan (recuerdo un amigo que fue a pescar con su bonita hija de dieciocho años y volvió horrorizado de los chistes con doble sentido que recitó el guía todo el día) y qué vianda llevan a la lancha (muchas mujeres realizan dietas y, entonces, no hay lugar para los sándwiches de milanesas aceitosas con panes de fonda, mucha mayonesa y gaseosas comunes). No está de más tener en el botiquín (primero, no está de más tener un botiquín, cosa que muchas veces falta) protector solar de alto filtro, repelente contra insectos y algunos implementos básicos, como aspirinas, pastillas contra dolores estomacales, gasas, apósitos adhesivos, etc. Otra buena gentileza, por si hace falta, es llevar una gorra, una toalla (limpias, por favor), servilletas de papel, papel higiénico. Y navegar con tranquilidad, sobre todo, si se trata de una mujer que no está acostumbrada al golpeteo de las olas o la velocidad en el agua. Tampoco exageremos, porque a algunas damas les gusta más la adrenalina que a los hombres. Creo que la clave para el guía es tratar a su clienta como le gustaría que un guía tratara a su hija.

Las posadas o los bungalows también tendrán que hacer sus ajustes. A las mujeres, en general, no les gusta convivir con mosquitos y otros insectos, y gustan de la limpieza y el orden. Telas mosquiteras, habitaciones aseadas, sábanas en buen estado... todo contribuirá para agradar a las nuevas clientas, que más y más copan este mercado.

El desafío es nuevo y se agiganta con otro segmento de la población que está accediendo a la pesca: los niños. Mientras tanto la preocupación viene con polleras y seguramente alcanzará a puntos de índole económica. Por ejemplo: todavía no apareció el operador, hasta lo que sepamos, que ofrezca un paquete de pesca deportiva con descuento para las damas o, por qué no, con el cartelito clásico de los boliches: “damas gratis”.

Un fenómeno mundial

La presencia creciente de mujeres en la pesca deportiva es, como dijimos, común en todo el mundo. En Brasil, la organización Pescaventura organiza excursiones al Amazonas exclusivamente para mujeres. Incluso las organiza y guía una mujer, Andrea. En marzo del 2008, se informaba, desde La Habana, que “la modalidad de pesca deportiva gana espacio entre las mujeres cubanas, como novedad en una disciplina que hasta el momento estaba reservada solo para hombres. En el caso de la central provincia de Villa Clara, los especialistas destacaron que hay más de 500 afiliadas a la Federación de Pesca Deportiva, con mayor fuerza en zonas costeras.” En enero de este año, desde Orense, España: “la Asociación Comarcal de Pesca Deportiva de Almadén (…) organiza campeonatos temáticos para niños y mujeres (…) son más de 120 las mujeres que forman parte de la Asociación Comarcal de Pesca Deportiva de Almadén, una cifra que desde el club quieren aumentar en los próximos años.” Mientras que el Club de Pesca Deportiva Funcionarios de la Universidad de la Frontera, de Temuco (Chile) comentando sobre el trolling, recuerda “que resulta ideal (…) para mujeres que comienzan a despertar a la seducción de la pesca deportiva”. Quienes mejor estén preparados para recibir esta nueva ola recibirán los frutos más jugosos.

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